diciembre 3, 2024

Elecciones en Venezuela: entre gran incertidumbre, la oposición busca terminar con 25 años de poder chavista

Nicolás Maduro busca seguir otros seis años en el poder. La principal coalición opositora postula al exembajador en la Argentina Edmundo González Urrutia.

Venezuela vive hoy un día histórico, pero al mismo tiempo de los más complejos en los 25 años de gobierno “chavista”. En juego está nada menos que el futuro del país, entre dos modelos diametralmente opuestos y con dos sectores ideológicos definidos. Por un lado, el actual presidente Nicolás Maduro, en el poder desde 2013 y que aspira a un nuevo mandato de seis años, y por el otro, el principal candidato opositor, Edmundo González Urrutia, de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), la mayor coalición “antichavista”.

Si bien hay otros ocho postulantes, a quienes la dirigencia opositora califica de “alacranes” (colaboracionistas del gobierno), la elección estará centrada entre esos dos candidatos. Para el “chavismo”, se trata de elegir entre “paz o guerra”. Para la oposición, entre “democracia o dictadura”.

Más de 21 millones de electores están convocados a votar en estas elecciones, Pero de los más de cinco millones de emigrados habilitados a emitir el voto en el exterior, solo 69.000 lograron sortear las distintas trabas burocráticas para anotarse en el registro electoral, menos incluso que los 110.000 que lo hicieron en las últimas elecciones. Los comicios serán seguidos por un puñado de observadores internacionales de Naciones Unidas y Brasil y varias organizaciones afines al “chavismo”, pero sin la participación de la Unión Europea (UE), en medio de fuertes presiones al gobierno por llevar adelante elecciones limpias y transparentes.

“La palabra es incertidumbre. Por primera vez en mucho tiempo es difícil proyectar porque hay demasiadas variables a analizar y todas contradictorias”, dijo el analista político venezolano, Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis.

Qué puede pasar en las elecciones presidenciales en Venezuela

El “chavismo” gobierna en forma ininterrumpida el país desde el 2 de febrero de 1999. Primero con Hugo Chávez, hasta su muerte el 5 de marzo de 2013. Lo sucedió Nicolás Maduro, que se mantiene en el cargo hasta hoy, bajo una aguda crisis económica, sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos y graves denuncias de violaciones a los derechos humanos y las libertades políticas y civiles.

Maduro, excanciller y expresidente del Parlamento, quiere gobernar por otros seis años. La oposición, reunida en la Plataforma Unitaria Democrática, busca arrebatarle el poder, aunque entre serias dudas sobre la transparencia del proceso. De hecho, la coalición opositora no pudo registrar como candidata presidencial a su principal dirigente, la popular María Corina Machado, ganadora de las primarias opositoras celebradas a fines de 2023 e inhabilitada por 15 años para postular a cargos públicos.

Pero la coalición tampoco pudo anotar libremente a la sucesora de Machado, la académica Corina Yoris, cuya postulación no pudo ser oficializada en el Consejo Nacional Electoral. Finalmente, la alianza registró al exembajador en la Argentina Edmundo González Urrutia, un dirigente de bajo perfil y escasa popularidad, pero muy respetado en los círculos diplomáticos.

Por ello, toda la campaña opositora ha estado en manos de Machado, que ha recorrido el país llevando de la mano a González Urrutia, bajo fuertes denuncias de amenazas y aprietes, que incluyeron una grave acusación lanzada por la dirigente contra desconocidos que, según afirmó, le cortaron los frenos de los automóviles de campaña usados en sus giras por el interior de Venezuela.

Maduro, a su vez, ha utilizado en campaña un lenguaje plagado de advertencias. “El 28 de julio es el día de la justicia, el día en que el pueblo, con su voto, le va a cobrar todas las cuentas por los daños de esa extrema derecha fascista contra nuestro país. Es la hora de quitarnos de encima a esa gente. Nadie va a manchar el proceso electoral, no se lo voy a permitir, mano de hierro con el fascismo, y si se comen la luz (si se equivocan) se arrepentirán 200 años y será el último error que comentan en su vida, será su último error político, habrá justicia contra los fascistas”, advirtió. Además, advirtió que si pierde habrá “un baño de sangre” en el país.

Su jefe del comando de campaña, Jorge Rodríguez, viene alertando que la oposición planea “cantar fraude” el domingo en la tarde desde Miami. Según afirmó, el plan es orquestado por la cuñada de Magalli Meda, quien se encuentra refugiada en la residencia oficial de la Embajada de Argentina en Caracas desde el 26 de marzo junto a otros cinco dirigentes opositores.

En ese escenario de incertidumbre y desconfianza, las encuestas oscilan en otorgarle el triunfo a Maduro o a González Urrutia, con guarismos diametralmente opuestos. La oposición asegura que lidera por hasta 30 puntos y el oficialismo que gana por una diferencia de 8 a 10, según dijo Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente.

“Algunos creen que la elección venezolana puede proyectarse en función de las encuestas y preferencias. Y aunque esa variable es relevante, es absurdo plantear que un candidato no puede perder porque es favorito. Independientemente de los niveles de preferencia, hay un gap enorme entre preferencia y voto que se determina por la participación real, la capacidad de movilización electoral y maquinarias, organización, control institucional, entre otras”, dijo León.

Para el analista, “esta no es una elección competitiva, sino semi competitiva pero aceptada por las partes. Y el gobierno juega con ventaja, aunque la oposición sea preferida. ¿Puede cerrar la brecha? No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que ninguna de las dos partes acepta la posibilidad de perder. Y vamos entonces a un evento donde se elevan los riesgos de conflictividad inducida. El papel de los observadores, la comunidad internacional y el sector militar va a ser determinante en el final de esta historia que solo puede salir bien a través de mucha negociación, integración y coexistencia. El conflicto existencial planteado por los radicales es peligroso y nunca resolvería el problema, si no lo agrava”, afirmó.

Quiénes son los demás candidatos presidenciales

Maduro y González Urrutia no son los únicos candidatos presidenciales que se enfrentarán en estas elecciones, pero sí los únicos con posibilidades reales de triunfo.

Los otros ocho postulantes, a los que observadores y encuestas no le otorgan reales chances de ganar, son: Antonio Ecarri, por la Alianza del Lápiz; Enrique Márquez Pérez, por Centrados en la Gente; Daniel Ceballos Morales, por Arepa Digital; José Brito Rodríguez, por Primero Venezuela; Claudio Fermín, por Soluciones por Venezuela; Javier Bertucci Carrero, por El Cambio; Luis Martínez Hidalgo, por Acción Democrática, y el comediante Benjamín Rausseo Rodríguez, más conocido como “Er Conde del Guácharo”, por la Confederación Nacional Democrática.

La principal alianza opositora tilda a estos postulantes como “alacranes”, una palabra que en argot local alude a los “colaboracionistas” del gobierno. Argumenta que sus candidaturas solo apuntan a dividir a la Plataforma Unitaria Democrática y así facilitar el triunfo del “chavismo” en las elecciones, pero dando al mismo tiempo una imagen de democracia participativa.

Desde la oposición se ha agitado en los últimos días el temor a un fraude orquestado desde el gobierno, como denunció a TN la académica Corina Yoris, frustrada candidata presidencial por la alianza opositora. El hijo homónimo de Maduro, al que todos conocen como Nicolasito, minimizó las declaraciones de su padre sobre un eventual “baño de sangre” si pierde las elecciones y aseguró que el “chavismo” entregaría el poder si la oposición triunfa este domingo.

“Si Edmundo (González Urrutia, el principal candidato opositor) gana, entregamos (el poder) y seremos oposición, listo”, afirmó.

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